Soy una madre soltera de un hijo de ocho años. He descubierto que hay muchos momentos durante el día en los que me siento completamente aturdida. ¿Hay alguien que entienda lo que estoy diciendo… alguien? Nunca he sido una madre que trabaje desde casa. Entonces, para mí hay DOS realidades actuales: estoy en casa y él también está aquí. ¡Para mí, todo esto es nuevo!
¿Es bueno tener un receso de la rutina matutina inflexible de nuestros días escolares normales? Sí. ¿Es bueno poder ponerme pantalones de chándal para ir al trabajo? ¡Claro que sí! Lo difícil para mí es manejar todo en mi nuevo lugar de trabajo y a la vez, asegurarme de que mi hijo, que tiene dislexia, no se atrase en medio de todos estos cambios.
Nuestros hijos necesitan la rutina social y escolar. Cuando la rutina está totalmente al revés, como ahora, me siento totalmente atolondrada (¡¿escribí esa palabra correctamente?!). He tenido diez días para empezar a poner en práctica de forma muy aproximada (y sí, intento decir: MUY aproximada) todo lo que esto significa para mi hijo y yo. Aquí están algunas cosas que me han ayudado—tal vez te puedan ayudar también.
No te juzgues—y trata de no juzgar a otros
Es muy fácil caer víctima de lo que otros padres publican en sus redes sociales, es decir, esos post que muestran que, para ellos, todo está yendo muy bien con respecto a educar a sus hijos en casa. Claro que conoces los post a los que me refiero. Para mí, se trata de imágenes de zonas de educación en casa perfectamente ordenadas, con carpetas etiquetadas, horarios codificados por color, cajitas ordenadas ¡y casas inmaculadamente limpias! ¿Ideal? Quizás. ¿Posible para mí? Claro que NO.
Hace mucho tiempo, tomé la decisión de no juzgar ningún modo de educar en casa que veo en línea, especialmente el mío. Como en todas las cosas, lo que es bueno para una familia quizás no es bueno para otra. ¡No tengo que hacer lo que hacen otros padres u otros proveedores de cuidados! Descubriré lo que tiene sentido para mi hijo y yo.
Recuerda que cada día habrá periodos cuando no puedas prestar toda tu atención a tu hijo
Obviamente no debemos ignorar a nuestros hijos—PERO, podemos desviar un poquito su atención. Hubo un día en el que yo estaba sugiriendo cosas que mi hijo podría hacer cada vez que me lo preguntaba. Después de poco, me di cuenta de que él había empezado a preguntármelo cada diez minutos (¡ih!). En vez de seguir tratando de darle ideas creativas y al mismo tiempo, centrarme en mi trabajo, decidí hacer una lista de cosas que él podría hacer sin mi ayuda. La hice y la pegué en la pared de cocina—QUÉ DIFERENCIA. Mi hijo se sintió emocionado y empoderado para intentar las cosas en la lista. No hace falta decir que esa lista se alargará mientras hacemos nuestro camino por estas próximas semanas.
No olvides respirar
A pesar de que estoy muy agradecida por este río de nueva información que fluye del distrito escolar y de los maestros de mi hijo, me siento inundada. ¿Cómo pueden esperar que yo enseñe a mi hijo? ¿Soy calificada para esto? ¿Y si lo hago mal?
Cuando por fin entré en razón, me di cuenta de que en realidad me estoy sintiendo apoyada también. Me desperté esta mañana y mi hijo y yo chequeamos su correo electrónico, esperando más video saludos de sus maestros. Hubo un videoclip de su maestra de arte que me conmovió hasta las lágrimas. En el clip, ella dijo hola y luego, acompañada por la música, trazó un “¡Te extraño!” gigante en la arena. Estos son los momentos en que me acuerdo de que no estoy sola durante todo esto. También me acuerdo de que, aunque estamos dentro de nuestras burbujas respectivas que hemos estado obligados a creer, todavía hay muchas oportunidades de conectarnos con otras personas y con la naturaleza. Así que hoy consideraré sentarme en el sol en mi porche, mientras mi hijo intente hacer globos de chicle, un triunfo.