La definición de una cuidadora es:
un miembro de la familia o ayudante remunerado que cuida a un niño o a una persona anciana o discapacitada.
Esa es la definición básica.
Agregaría esto:
¡También es alguien que cuida a un vecino, una amiga u otra cuidadora!
Hay tantos tipos de cuidadora porque las cuidadoras se presentan en todas las formas y tamaños.
En esta entrada estoy hablando de la abuela de mi hijo. Cuando se trata de cuidar a otros, ella es una rock star. Si es cuidar a su hija a la que se le diagnosticó un tumor cerebral cuando tenía dos años (Sarah fue una infanta milagro de verdad), o si es cuidar a su hijo que también tiene un historial de tumores cerebrales de tipo meningioma y numerosas craneotomías, a su comunidad eclesial, a su nieto o hasta a mí, siempre está allí para nosotros. Definitivamente recibiría una estrellita.
¿Pero cómo podemos apoyar a esas cuidadoras que apoyan así bien a nosotros?
‘Avísame si puedo ayudarte en algo’ — es muy agradable decir eso, pero en realidad, cuando necesitas apoyo, a veces no es fácil pedirlo. He descubierto que si haces el favor o el acto de generosidad sin esperar, en la mayoría de casos, es muy apreciado. Y es genial ayudar a otros tan como recibir ayuda, así que no puedes equivocarte.
¿Sabes ese dicho “Son las cosas pequeñas las que cuentan”? Bueno, estoy segura de que sean “las cosas pequeñas” las que nos ayudan a seguir adelante en esta vida.
”La bondad es hacer lo que puedes, en el lugar donde estás, usando lo que ya tienes”
Decidí escribir esta entrada de blog porque quise concentrarme en algunas formas de ofrecer relevo a otros y de aligerar su carga. Estas cuidadoras increíbles, como la abuela de mi hijo, son como máquinas bien engrasadas. Ellas pueden hacer TANTO y ayudar a TANTAS personas necesitadas que frecuentemente el autocuidado les es poco importante. Y estas personas magníficas a veces no saben cómo decir “no” cuando ya tienen demasiado que hacer. ¡Ahí es donde entramos todos nosotros!
Mira más abajo para ver unas formas sencillas y económicas de dar una mano a alguien o hacerla sonreír. No debes pagar un riñón para apoyarle. Frecuentemente las mejores cosas en la vida son gratuitas. Y cuando se trata de la conexión humana, son las cosas gratuitas las que valen lo más.
Déjale una comida: ¡No debes ser chef profesional! Sí, puedes hacer una comida de alta cocina para tu cuidadora o llevarle una sopa y pan de un restaurante local. Lo que sea, en un día determinado es una cosa menos que ella debe hacer, y todos sabemos que la comida hace feliz a la gente.
Invítala para dar un paseo por la naturaleza: Ahhhh la naturaleza. ¡Alimenta el espíritu más que sepamos! Se requieren solamente 20 minutos del sol, aire fresco y movimiento físico para reenergizarse. Aun una plática al aire libre en una banca puede ser un receso muy precioso.
Ofrécete a trabajar en el jardín: ¿Cómo agradable sería ver que alguien ha rastrillado las hojas en tu jardín, o que alguien ha paleado la nieve en tu acceso o que alguien ha barrido tu porche? . . . ¡¡Sería TANTO agradable!! No hay más que decir.
Dale una pausa: ¡Programa una hora para una visita! Llega para tu visita programada y ofrécete a quedarte por una o dos horas para ayudarle en lo que necesita. (“Porfa, no limpies mi cocina” — nadie dice eso). Anímala a que salga por una o dos horas, o alternativamente, tu cuidadora puede elegir quedarse en casa y dejarte que te cargues del hogar por un periodo.
Envía una nota escrita a mano: Todos podemos enviar un SMS o un mensaje de email rápido, pero una nota escrita a mano vale muchísimo. ¡Es mucho más personal y recibir correo es tan emocionante!
Déjale una sorpresa: ¡Todos aman sorpresas! Déjale algo que probablemente no compraría para sí mismo. Una planta o floras, algo recién horneado, una decoración festiva para la puerta o una bebida festiva que ama.
Inclúyela: Invítala a participar en actividades o reuniones divertidas o una noche de cine en el sofá con palomitas de maíz o helado. Simplemente, el recibir una invitación puede ayudar a alguien a sentirse bien y puede darle una razón para tomar una pausa. Solo necesita estar allí para ser incluida.
Haz una donación: Haz una donación pequeña en el nombre de tu cuidadora de un libro o una prenda de vestir a una organización que apoya. Tal vez sea una escuela, una iglesia o un centro comunitario. En estos momentos es fácil encontrar organizaciones que necesitan donaciones.
Haz un mandado: Si es ofrecerte a conseguirle algo o si es ofrecerte a hacer otro mandado para darle una pausa, eliminar esa cosita de su lista es un acto amable.
ESCÚCHALA: ¡Generalmente, estas bellas personas no se quejan de nada! Pero cuando su cuidadora lo haga, escúchala. Descargarse de una preocupación o una frustración, hablar sobre un reto para solucionarlo o tener un espacio para desahogarse es inestimable. Si puede ayudar, encuentra unos grupos de apoyo para cuidadores en su área y dale la información de contacto.
Siempre estoy asombrada por mi suegra. Su altruismo, flexibilidad, presencia agradable, gracia e inteligencia profunda son muy admirables. Entonces, digo esto a cada cuidadora: Estamos aquí para ti y aun si no te preguntamos qué necesitas, contribuiremos a tu éxito por apoyarte creativamente (yyyy probablemente a veces te preguntaremos qué necesitas.)
¡Agrega a esta lista, guárdala y compártela! Decide cuál actividad tiene sentido para ti y personalízala. Y recuerda, quizás tuvieres que entrometerte un poco en la vida de tu cuidadora para ofrecerle ayuda. ¡Pero a veces así se comparte la bondad!