Soy una madre de varios niños con varias discapacidades. Mi hijo mayor calificó para servicios de educación especial hace 14 años, y creo q he participado en más de 40 reuniones de los programas educativos individualizados (PEI) de mis hijos. He aprendido mucho en ese periodo sobre cómo tener una buena relación y un año suave con los maestros y escuelas de mis hijos.
La mayoría de lo que nos prepara para tener éxito se expresa en una palabra: comunicación. Los maestros que se han llevado muy bien con mis hijos también son aquellos que han sido buenos comunicadores y oyentes. Y la diferencia que ha hecho es enorme.
Por qué es importante enfocarse en cómo comunicarse con sus familias de educación especial
Voy a suponer un par de cosas sobre usted y cada otro maestro que conocemos: Está sobrecargado. Tiene demasiadas ocupaciones. Siente que tiene mil responsabilidades cada día. Es mucho. Y el “compromiso familiar” es una cosa más para tener en la cabeza.
Pero aquí está la buena noticia: la buena comunicación con las familias no hace su trabajo más difícil, sino más fácil
Hay muchos datos sobre este tema: cuando la comunicación es clara y cordial, es más probable que los padres respondan a sus mensajes y asistan a reuniones y eventos. Podemos ayudarle a apoyar a nuestros hijos. Y cuando estamos hablando de la educación especial, la buena comunicación puede desarrollar la confianza que todos necesitamos para que las cosas no se vuelvan tensas cuando los alumnos tienen dificultades.
Aquí están mis tips favoritos para una buena comunicación con los padres de educación especial
#1: Tráteme como una parte de su equipo
Yo no sé cómo manejar un aula de clases lleno de niños de 8 años, ni cómo ayudar a un alumno con disgrafía a organizar un ensayo. Necesito que usted se encargue de eso, porque es lo que hace y lo hace muy bien. Pero tenemos diferentes habilidades y podemos ayudarnos uno al otro.
Tengo conocimiento que puede ayudarle a enseñar a mi hijo. Puedo decirle lo que funciona para nosotros cuando mi hijo está desregulado y está subiéndose por las paredes. Yo sé cuando no durmió bien anoche. Yo sé que es el cumpleaños de su hermana y que le ayudará a completar su trabajo de clase si usted le recuerda que él quiere salir a comer y celebrar temprano esta noche.
Usted puede contarme el día que pasó mi hijo, o con cuáles conceptos matemáticos está luchando. Cuando sé de antemano que está regresando a casa gruñón y cansado, o que los deberes podrían ser un problema, puedo satisfacer mejor sus necesidades cuando llegue aquí.
Usted y yo lo hacemos mejor cuando lo hacemos juntos.
#2 Mantenga abiertas las líneas de comunicación
Entiendo lo ocupado que está. Así que cuando sé de usted, vale mucho. Me encanta cada foto graciosa y el mensaje que me envía para decirme que mi hija olvidó (otra vez) entregar sus deberes. El mensaje de usted me dice que está prestando atención a ella.
No tenga miedo de ser sincero conmigo sobre lo difícil. Conozco a mis hijos. Son seres humanos maravillosos y complejos que saben testear mi paciencia de muchas maneras creativas. Lo entiendo. Y lo agradezco cuando usted me pide mi ayuda.
Cuando me pongo en contacto con usted, una respuesta amable—aunque sea un “¡gracias!” más nada—frecuentemente es todo lo que necesito. Solo quiero saber que está escuchando y que sabe que estoy aquí cuando me necesite.
#3 Hágalo sencillo
La educación especial está repleta de jerga y acrónimos que la mayoría de nosotros no conocimos hasta que necesitemos conocerlos. Aunque usted viva y respire este lenguaje, ayuda mucho si recuerda que yo no.
Hablemos de las reuniones del PEI. Estoy estresada. Tengo en la mano un largo documento legal lleno de notas sobre los retos que mi hijo tiene. Estoy tratando de entender frases como: “[Nombre del niño] completará esto con apoyo disminuyendo y exactitud de 75% en el 85% de los casos.” (¿Es griego eso? Estoy casi segura que es griego.) Estas reuniones son difíciles. Sus esfuerzos para asegurarse de que yo entienda valen mucho.
Es igual con respecto a los notas que envía a casa. Frecuentemente, tengo que leerlas mientras estoy quemando la cena… y ayudando a un niño a buscar el otro zapato de baile… y dando de comer al perro… y completando el registro de lectura de alguien. No tengo mucho espacio en la cabeza para descifrar mensajes complejos. Pero si lo que me ha escrito es claro y directo, es mucho más probable que yo entienda y recuerde lo que me está tratando de decir.
#4 Sea curioso, especialmente cuando se trata del comportamiento
Tengo más de un hijo cuyo comportamiento en la escuela puede ser desafiante. Yo sé a qué se parece, y créame, es frustrante para mí también. Pero el comportamiento es comunicación, aunque el mensaje no siempre sea claro.
Sabemos que los niños responden a la frustración, o a la vergüenza, o a la incomodidad de maneras que no siempre nos parecen lógicas. Esto se aplica especialmente a los alumnos con discapacidad, quienes pueden sentir estas emociones con frecuencia o expresarse de forma diferente que los aprendices típicos. Es nuestro trabajo (juntos) averiguar lo que está pasando en vez de lanzarnos de una a la disciplina.
Los alumnos con discapacidad son castigados por su comportamiento mucho más frecuentemente que los aprendices típicos. Según el Departamento de Educación de EE.UU., muchos alumnos con discapacidad son castigados porque “porque no reciben el apoyo, los servicios, las intervenciones, las estrategias y las modificaciones a las políticas escolares o distritales que necesitan para manejar su comportamiento basado en la discapacidad.”
Entonces, por favor, empiece por preguntar: “¿Por qué?”
Quizás mi hijo provoca disputas o es insolente con usted al final del día cuando está revisando los deberes para mañana. ¡Cada día! Probablemente, le está volviendo loco. Entonces, hablemos de por qué. Esta es una hora cuando frecuentemente se baja su nivel de azúcar en la sangre. En casa, es la hora cuando se pone a buscar un tentempié. O quizás, esto es como demuestra la ansiedad que siente por no saber si entendió las instrucciones. Es útil buscar patrones, considerar cómo su discapacidad afecta sus emociones, o como las expresa, y asegurar que todas las adaptaciones están establecidas. Lo que sea el problema, si lo solucionamos juntos, es más probable que lo logremos.
Buscar el “por qué” detrás del comportamiento de mi hijo no siempre significa que conseguirá las respuestas que necesita. Pero castigar a mi hijo sin tratar de entender lo que está detrás de su comportamiento definitivamente no mejorará las cosas. Podría empeorar las cosas. Así que por favor—venga a mí y pregúnteme por qué. Intentaremos solucionarlo juntos.
#5 Hábleme de lo bueno en mi hijo
Aquí está una dura verdad: cuando su hijo tiene una discapacidad, se habla mucho de lo que es difícil para él, lo que le cuesta hacer y lo que no puede hacer. ¡Ay!
Así que me encanta cuando me habla sobre los cosas buenas de mis hijos. Quizás se sintió orgulloso por su presentación o invitó al nuevo alumno a sentarse con él durante al almuerzo. Me encanta saberlo y me encanta saber que usted lo notó.
Cuando mis hijos están teniendo dificultades, estoy buscando noticias sobre lo que para ellos es excelente o lo que es mejor, no lo que es excelente comparado con todos los demás alumnos. Quizás está yendo más frecuentemente a la clase o quizás solucionó cómo participar en un juego que nunca había jugado. ¡Estos son logros muy grandes! Y cuando usted me cuenta las cosas que son logros para mi hija, aquí está lo que eso me dice:
- Sabe lo difícil que es para ella
- Sabe lo mucho que se está esforzando
- Realmente la entiende
Todo eso de un corto mensaje. Usted ha ganado mi confianza para siempre.
El enfocarse en cómo comunicarse mejor con los padres de sus alumnos de educación especial le devolverá, y más allá, cada vez. Y la muy buena noticia es que ya lo está haciendo. Somos un equipo y podemos lograrlo.
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