– Escrito por Ally Ham
Antes de empezar la universidad, nunca me sentía completamente independiente. Soy una persona con una discapacidad que se llama artrogriposis múltiple congénita (AMC), la cual causa debilidad muscular en mis manos, muñecas, codos, hombros, caderas, pies y rodillas. Durante los 12 años antes de graduarme de high school, siempre tenía un IEP (plan educativo individualizado), un asistente para ayudarme en la escuela, mi mamá en la casa cuando volvía de la escuela y una comunidad entera para apoyarme.
Cuando fui a la universidad, por primera vez tuve que manejar las cosas sin ayuda y defenderme a mí misma. Fue una experiencia de aprendizaje enorme. Pero he estado aprendiendo estas habilidades por años—a veces de los maestros que me ayudaban, y a veces, a pesar de los adultos con buenas intenciones que me rodeaban. Quiero compartir lo que aprendí de mi experiencia sobre cómo los maestros pueden apoyar a los alumnos con discapacidad.
¿Está comprometido a apoyar a sus alumnos con discapacidad? Aquí están mis consejos para usted
#1 Escúcheme: especialmente cuando le estoy diciendo lo que necesito (o lo que no necesito)
Solucionar lo de las adaptaciones y equipos de accesibilidad cuando estaba en la escuela involucró mucha prueba y error. Algunos realmente eran útiles y otros no tanto—pero yo tenía que luchar para ser escuchada por los adultos que me rodeaban.
En la primaria, mis terapeutas ocupacionales recomendaron el uso de herramientas adaptativas para comer. No me ayudaron y odiaba usarlas. Los terapeutas me aconsejaron que practicara más. Seguí usándolas hasta que un día, frustrada y derrotada, fui suficientemente valiente para decir que solo hacían más difícil la alimentación para mí. Los utensilios regulares funcionaban perfectamente bien. Creo que mi mirada de exasperación por fin los hizo escucharme y nunca más vi esos utensilios horribles.
s fuera del aula de clases—para que el programa reconozca tu voz, y al final, no funcionó para mí.
Desde el inicio, no me sentía cómoda usando esta tecnología, pero me sentía presionada y tenía miedo de decepcionar a los adultos que me rodeaban
Quiero enfatizar lo importante que es animar en vez de presionar. Está bien animarle a un alumno que haga un esfuerzo para hacer algo, pero si no está funcionando, o si el alumno está expresando dudas, no sume presión a la situación. No todas las herramientas y modificaciones adaptativas harán la vida de una persona discapacitada más fácil. Pero a veces, me parecía que los adultos que me rodeaban dudaban de mis habilidades, lo cual me hizo sentir dudas dentro de mí. Es importante prestar atención a lo que funciona y lo que no funciona—ojalá que hubieron respetado y confiado más en mis necesidades.
#2 Trabaje conmigo para solucionar a qué se parece la inclusión
Nunca me sentía excluida en el aula de clases con los alumnos sin discapacidad. Hubo momentos cuando físicamente no podía completar una tarea y los maestros trabajaban conmigo para encontrar alternativas. Por ejemplo, debido a mi discapacidad, me costaba levantarme la mano en la clase. Cuando el maestro notó que yo no estaba contestando muchas preguntas, tuvimos una conversación para hablar sobre diferentes maneras de participar en la clase. Decidimos que en esos momentos cuando yo quería contestar una pregunta, levantaría mi lápiz.
Esto me permitió sentirme involucrada sin destacar entre los demás niños, lo cual era muy importante para mí
En estas situaciones, la comunicación, comprensión e inclusión son claves.
#3 Deme mucha práctica en abogar por mí misma
Desde la primaria hasta high school, mi equipo del IEP se reunió cada año, y en middle school, empecé a asistir a las reuniones. Al inicio, fue muy intimidatorio, como si estuviera mandando a los adultos por una vez. Pero estar involucrada en cada reunión y pedir mis propias adaptaciones—y tener que los adultos que me rodeaban realmente escucharan y respetaran mis decisiones—realmente me ayudó a aprender cómo abogar por mí mismo. Todas mis adaptaciones, incluso las más pequeñas, tuvieron un gran impacto en mi desempeño en la escuela. Con cada reunión en la que estaba involucrada, más confianza tenía para hablar de mis necesidades. Me hizo sentirme más cómoda cuando hice la transición a la universidad.
#4 Ayúdeme a encontrar recursos para alcanzar mis metas
Sabía que quería ir a la universidad inmediatamente después de high school. Mi consejero de high school me ayudó y mi mamá contactó a nuestra oficina local de servicios de rehabilitación vocacional del Departamento de Rehabilitación. Me ayudaron a escribir hojas de vida, me ofrecieron varias oportunidades de observación del trabajo, contestaron todas mis preguntas sobre la transición a la universidad y me dieron toda la tecnología que necesitaba para tener éxito. Hasta me ofrecieron asistencia financiera para la universidad siempre que mantuviera un alto GPA. Usé estos servicios durante high school y en la universidad, y tuvo un impacto enorme en las maneras en que podía prepararme para la adultez temprana.
Agradezco muchísimo al personal de mi escuela que fue más allá de lo requerido para brindarme y conectarme con todos los recursos que yo necesitaba para hacer una transición exitosa a la siguiente etapa de mi vida. Al mismo tiempo, frecuentemente, tuve que resistir a lo que los adultos que me rodeaban querían para satisfacer mis necesidades. Antes de todo, los alumnos con discapacidad son personas.
Como maestros, administradores y consejeros, es tan importante que sean nuestros defensores, pero también es importante que nos den opciones para defendernos a nosotros mismos
Que nos conozcan, animen y respeten. Debería ser su objetivo apoyar a todos los alumnos para ayudarnos a hacer lo mejor que podemos. Hasta las cosas pequeñas pueden tener un gran impacto. Y eso es cómo usted y sus maestros compañeros realmente pueden apoyar a los alumnos discapacitados como yo.